La urbanización acelerada de los últimos años ha generado una serie de retos para las ciudades modernas. A medida que la población urbana aumenta, también lo hacen las demandas sobre infraestructuras, recursos naturales y servicios. Frente a este escenario, la sostenibilidad se convierte en un pilar esencial para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos y la preservación del entorno. Este enfoque plantea la necesidad de equilibrar el crecimiento urbano con la protección ambiental y la equidad social, invitando a gobiernos, empresas y comunidades a colaborar en la construcción de ciudades resilientes y habitables.